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lunes, 28 de enero de 2008

Bersuit: Mucho vestuario, poco arte en el en el Patinódromo municipal

bersuit1 Juan M. Quintanilla. Gustavo Cordera y sus secuaces pasaron por el Patinódromo: dieron un show fallido, acorde a una banda que ya no tiene nada más que ofrecer. Crónica sobre un mamarracho musical.

Bersuit (ex Vergarabat) estuvo en Mar del Plata. El pasado viernes, la banda liderada por Gustavo Cordera se presentó en el Patinódromo municipal, en un show de dos horas y media. Hasta aquí lo que podría ser el comienzo de una crónica tradicional de un recital más en este verano 2008, plagado de propuestas llegadas de Buenos Aires.

Sin embargo, el desarrollo normal de esta crónica se ve interrumpido por el desencanto que generó a este cronista presenciar el show del conjunto de Avellaneda.
Bersuit se cayó en picada; nada es lo que insinuó ser en los años previos a la masificación llegada con Libertinaje y De la cabeza. Algo cambió de repente en las formas de Cordera y compañía y las insinuaciones de los primeros años de trayectoria, se vinieron, de repente, a pique. Un show chato, con escasos puntos altos, donde poco fue lo que se pudo disfrutar en los más de 210 minutos que duró el recital. Desde afuera, pareció más un ensayo a puertas abiertas, con 6000 personas presenciándolo, que una presentación oficial del último disco (Bersuit), editado a fines del año pasado.

http://arte-redes.com/nocturama/wp-images/bersuit-3-arte-redes-com-no.jpgFoto: Nocturama Fotoblog

Comenzaron con Laten Bolas, el corte de difusión que suena en todas las radios, y siguieron con Mi vida, una cumbia rockera, con ritmo pegadizo para deleite de los más nuevitos en esto de seguir a la banda. Después fue el turno del popurrí con parte del repertorio de los primeros discos (Y punto y Asquerosa alegría). Un breve repaso de lo mejor de la discografía en donde se pudo escuchar efímeramente La papita, La logia iambo iombo, Como nada puedo hacer, Tu pastilla, Los elefantitos, Vamos no llegamos y Cielo trucho.

Así, en escasos quince minutos quedó representado lo más rico de Bersuit Vergarabat. Sólo un rápido paseo por las canciones que los identificaron como La banda under de la escena musical porteña. Una lástima.

Luego, llegó el momento de dar a conocer en vivo el nuevo disco. De eso se trataba el show. Pero ni siquiera esta idea parece estuvo bien desarrollada. Con una banda que sonaba correctamente y una gran puesta en escena de luces y pantalla gigante, Gustavo Cordera desencajaba en la armonía lograda por el resto de los integrantes de la banda, llegando al colmo de tener las letras anotadas en un papel en la mano. Su voz, desgastada, era muy bien sostenida por la de los “coristas” Daniel Suárez y Cóndor Sbarbatti.

Pasaron De ahí soy yo, bases de tango con apariciones de murgas para subirse a la moda ecológica de los grupos de rock argentinos (eso sí: gran producción de vestuarios para esta pieza: tangueros, murgueros, banderas alusivas y mucha coreografía arriba del escenario del patinódromo marplatense). Luego siguieron Ebrio sin razón (interpretada por el guitarrista Alberto Verenzuela), Humor linyera (un solo de voz y piano de Juan Subirá) y gran parte del tracklist del nuevo disco intercalado con canciones de Hijos del culo, La argentinidad al palo y Testosterona.

Pero también hubo tiempo para un par de mamarrachos musicales, totalmente innecesarios para un grupo con ocho discos de estudios y mucha variedad para poder omitir esto: El lechero y El guerrero; dos tracks del nuevo disco que muy poca gente cantó o bailó.
El final, luego de un par de amagues con abandonar el escenario, llegó con los “hits” Se viene, Murguita del sur y Sr. Cobranza. Un réquiem pegadizo para que los desmemoriados se queden con la imagen de un show potente y gente descontrolada saltando sin parar.

Pero nada de eso sucedió. Hubo un espectáculo con gran producción de vestuarios (lejos quedaron los tradicionales pijamas que usaban en cada presentación en vivo) y sonido potente; Murguitas y rock-pop cumbiero interpretados sin demasiado entusiasmo y la presentación en vivo de un disco que no convence a muchos. Un desperdicio, sobretodo para aquellos que pagaron 60 pesos por una platea.

(por Juan M. Quintanilla - ciudadabstrakta.com)

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