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viernes, 30 de noviembre de 2007

Chambao se vuelve más étnico de la mano de La Mari en el disco 'Con otro aire'

051D5GRA-AGR-P1_1En el hall de un hotel en Bulgaria, durante un descanso de la última gira de Chambao, ocurrió una revelación: en una pared colgaba una foto de una mujer y un árbol en perfecta sintonía, con la copa floreciente sobre el cabello femenino. La Mari, voz del grupo, se quedó «flipada» al verla. Le transmitía un «no sé qué». Y sin saberlo aún, esta luminosa imagen acabaría por convertirse en el nexo de unión con su nuevo trabajo, 'Con otro aire', en la calle desde el próximo lunes.


«Le di muchas vueltas a la foto. Quería algo parecido para la portada del nuevo disco. Pero con algo de mi tierra», cuenta. «Fue en un viaje a Tarifa. Allí estaba, esperándome». Era un Acebuche silvestre, un árbol de la familia del olivo. «Muy verde, adolescente y con un toque místico», que representaba lo que quería contar en este álbum, el más íntimo y personal de la cantante de Chambao, en el que deja en un segundo plano los sonidos electrónicos y el 'flamenco chill' por los ritmos étnicos, la fusión caribeña y hasta la rumba.


Para ello ha jugado con «curiosos» instrumentos de cuerda como el kanun, el laúd o el saz, y cacofonías de raíz árabe; sin olvidar la guitarra flamenca del «maestro» Enrique Morente, que colabora en un tema del disco al igual que Estrella Morente. «Empecé a componer en marzo y a finales de junio ya tenía 9 temas. Nunca había producido y es bastante difícil exponer al resto lo que quieres. Pero estoy contenta. El disco suena muy personal», algo así como La Mari en estado puro.

Sin etiquetas

Estos nuevos tiempos de Chambao dejarán a los fieles del 'flamenco chill' un tanto sorprendidos, ya que las bases electrónicas ya no predominan como en anteriores trabajos. «No las he abandonado del todo. Sí, quizá, el ambiente trance de antes. Pero la música tiene esa magia, cada cual percibirá el disco de diferente manera», avisa.

La Mari no era ni es amiga de las etiquetas musicales, y si en algún momento dijo que Chambao era un grupo 'flamenco chill' fue para que el público «supiera donde estábamos». A lo que se niega -cuenta- es hacer cosas iguales con tal de vender. «El día que lo haga me iré de aquí. No me mueve esa idea».
En 'Con otro aire' vuelve otra vez a contar el fenómeno de la inmigración. Su primer single, 'Papeles mojados', relata la desventura de los que dejan su vida en el agua y la pena y rabia que siente la malagueña ante esa situación.
Otro tema, 'Voces', reivindica la palabra de los más desfavorecidos con ritmos rumberos.

El resto de las letras son interioridades de la artista, con las que trata su crecimiento personal, remacha La Mari, cuyos ojos verdes no han dejado de brillar como el acebuche gaditano.

La cantante firma la letra y música de 9 temas de su último cedé, que sale el lunes Enrique y Estrella Morente colaboran con la malagueña

Vía: ideal.es - 09.11.2007 - MATEO BALBÍN. COLPISA


Enlaces
Gemma Abrié (Ivanow Jazz Group) - Eric Sardinas - Pícnic Jazz - 26º Festival Jazz Terrassa 2007 - La Porteña Jazz Band

viernes, 23 de noviembre de 2007

Javier Calamaro despedirá los temas de su álbum "Villavicio"

Buenos Aires- El cantautor Javier Calamaro despedirá los temas de su álbum "Villavicio" al frente de su Orquesta Pirata, el viernes 30 del mes en curso en el Auditorio de Belgrano.

e011dh02 El disco fue editado por el sello Típica Records y ofrece temas propios como "Sordidez y sordera", "Granizo", "Culpable y convicta" y "Cuatro rosas y una vela", que se mezclan con clásicos del dos por cuatro de la talla de "La última curda", "Yira yira", "Tomo y obligo" y "Garúa".
Este trabajo significó un cambio de rumbo en la carrera artística de Javier Calamaro, consagrado ganador de 2 premios Gardel en las categorías Mejor Album Artista Masculino de Tango y Mejor Artista Tango Revelación.

"Nos jugamos con una interesante producción, con mucho contenido y cuidado por lo tanto esperemos poder brindarle al público el mejor espectáculo ya que la Orquesta Pirata está tocando como nunca", remarcó.
"Sin bien el disco es bien tanguero pero de los 2000, sin dejar de lado algunas perlitas de siempre, le agregamos una versión de 'El corralero' que yo había grabado hace algunos años en una placa solidaria y que siempre estaba en mi repertorio", contó.

El repertorio se completa con tangos clásicos donde Javier estuvo acompañado por dos grandes del género: "La Ultima Curda", que contó con la participación de Rubén Juárez en bandoneón en una versión sin arreglos grabada en el living de su casa; y "Yuyo Verde", junto a Adriana Varela.
Se suman "Garúa" (con arrebatos rockeros), "Nostalgias", "Yira, Yira", "Tomo y Obligo", "Equipaje", "Desencuentro" y "Mátame suavemente".

A lo largo de la producción de este material, Javier Calamaro y la Orquesta Pirata ofrecieron más de 20 conciertos, entre ellos, el Zócalo de México, el Festival de Tango de Buenos Aires y el Festival Internacional de La Falda, en Córdoba.

Vía: impulsobaires.com.ar

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jueves, 22 de noviembre de 2007

Primavera cero El nuevo disco de Arbol... ¿es de Arbol?, pregunta el cronista del NO.

“Este disco es Arbol”, responden los cuatro integrantes de esta agrupación que hasta hace no mucho tenía uno más. Los cuatro hablan del presente perfecto (han sido), del público (será) e incluso de política (ya fue).

Foto: Cecilia Salasarboles
Por Daniel Jimenez

Desde que irrumpió en Haedo, allá a mediados de la futbolera década del ‘90, Arbol se distinguió por su crossover frenético de estilos y por la utilización de instrumentos poco convencionales para el rock: flauta traversa, violín, charango, caja y otras deformidades. Con esas texturas y una interpretación suburbana y adrenalínica del hardcore-punky-reggae–party cultivado en sótanos y salas del Oeste, Sebastián Bianchini, Pablo Romero, Hernán Bruckner, Martín Millán y Eduardo Schmidt rompieron todas las marcas y dieron vuelta la Argentina a bordo del exitosísimo Guau! (sí, el de Little Dreams, Trenes, camiones y tractores y El fantasma).

Semejante exposición llevó a la banda a un período prolongado e intenso de giras que fue carcomiendo el equilibrio interno del quinteto y que decantó en la partida, en buenos términos, del polifuncional Schmidt. Esto llevó a que los cuatro restantes Arbol decidieran parar un poco la pelota y entregarse a la experimentación del estudio, y a pensar nuevamente como unidad. Así, sin la figura paterna y protectora de Gustavo Santaolalla, se lanzaron a componer y a producir su propio material, que vio la luz bajo el nombre de Hormigas, después de un año de verdaderas sesiones de terapia, donde los músicos aseguran haber aprendido el secreto arte de “saber escuchar”.

–¿Hormigas es un disco de este cuarteto o es un disco de Arbol?

Pablo: –Arrancó arriba el pibe, eh...
Martín: –Nosotros nos sentimos Arbol, somos Arbol. Porque hace más de diez años que tenemos esta banda. El quinto integrante que se fue también era Arbol. Si se va uno, es Arbol sin un integrante.
Hernán: –¿Y si nos vamos los cuatro? (risas).
Martín: –No existe más la banda... hasta que nos llamen para juntarnos como Soda (risas). Este disco es de Arbol y lo sentimos así. Es un Arbol que está en un momento especial, porque nosotros vamos cambiando mucho: Arbol, Chapusongs, Guau! Somos muy eclécticos y buscamos todo el tiempo cosas nuevas. Y Hormigas es un disco que está por primera vez producido por nosotros sin una figura como la de Gustavo, por eso me parece que éste disco representa mucho en este momento.
Pablo: –Es lo que hoy quisimos hacer, al margen de que un integrante no esté.

–¿Pensaron en todo momento que lo podían hacer ustedes solos?

Martín: –Mirá, lo que pasó fue que... iba a decir algo importante, me olvidé.
Pablo: –Está viejo, eso es lo que pasa (risas).
Martín: –No, en serio, tiene que ver con... no me acuerdo, seguí vos (risas).
Hernán: –Sinceramente, si me preguntabas a principios de año si nosotros podíamos producir este disco, tal vez te decía que no. Porque tenía mucho miedo de discutir y aplicar toda la energía en eso y no en trabajar. Pero aprendimos a bancarnos las ideas del otro y las ganas de querer imponer las propias.

–¿Creen que el público de Arbol cambió en este tiempo?

Martín: –Yo sentía cosas muy fuertes en la época de Guau!, y creo que coincidió con un marco social muy claro: a la música la escuchan cada vez chicos más chicos. Hoy en día, pibes de diez años ya están escuchando rock y tienen su remera de La Renga, cuando hace quince años eso no existía. En los shows se ven muchos chicos y pienso que tiene que ver con toda una movida social.
Pablo: –Lo que pasa es que los fans de Guau! ya crecieron, ahora tienen diez años y fuman porro (risas). Hablando en serio, los pibes van creciendo. Si bien había muchos pibes que nos seguían por la historia pasada, les estamos dando nueva música y nuevas letras para investigar a Arbol de otra manera. Revoloteando, por ejemplo, parece una canción de amor, pero sólo habla de un mosquito. Cuando parece una cosa, no es. Entonces está bueno investigar. A veces la vida es más simple de lo que creemos y la complicamos sin necesidad.

–¿Fue muy difícil mantenerse lúcidos durante la etapa de Guau!?

Hernán: –En esa época estuvimos muy metidos con los viajes, así que cuando Eduardo decide irse cortamos con las salidas y nos conectamos con el disco. Nos pasábamos cinco horas por día encerrados en la sala y abandonamos el vértigo de los shows. En otras palabras, nos tomamos un año beatle. Salvando las distancias, claro. Entonces metimos los líquidos azules, verdes y amarillos en los tubos de ensayo del laboratorio de Arbol y salió un lindo experimento. Hay temas al palo, temas tranquilos y distinta temática en las letras. Creo que en Hormigas retornamos a una cosa más metafórica, a diferencia de Guau! que tenía letras más sintéticas. El disco se llama así no por los insectos sino por el concepto de trabajar en comunidad.

–¿Tienen miedo de que este disco no funcione bien entre los fans?

Martín: –Sí, a full. Pero es un costado de vértigo que está bueno. Todos estábamos muy ansiosos por mostrar el disco después de tanto tocarlo en la sala para nosotros. Pero esta vez fuimos herméticos porque no queríamos que se filtraran los temas.
Hernán: –Siempre hay algún amigo que no actualizó el firewall (risas). Mirá, hace poco tocamos en Lomas de Zamora para 5 mil personas que se sabían todas las letras nuevas, lo cual fue muy fuerte porque el disco salió hace menos de un mes.

–¿Extrañan algo de los días amateurs? Supongo que la cantidad de groupies debe haber aumentado...

Martín: –No te creas, eh...
Pablo: –Este... yo no puedo hablar del tema (risas).
Hernán: –Hmmmm, depende de los casos...
Pablo: –Antes había más anécdotas, me parece. Recuerdo ir a El Mocambo y que Fabiana, la mujer de Coco, el dueño, nos recibiera el primer demo. Nos dijo: “Bueno, toquen. Nosotros ponemos el sonido y ustedes se quedan con la barra”. Imaginate; doce años menos, flacos y con el pelo bien largo. Saltábamos y gritábamos: “¡¡¡Arghhhhhhhhhhhhhhh!!!”. Y era el primer show que dábamos. Y esta mujer nunca había visto una banda que hiciera tanto pogo y tanto hardcore. Habían puesto una tablita de aglomerado en el escenario y desde un costado la tipa me gritaba: “Me lo rompeeeeeeés y me lo pagaaaaaás” (risas). Y yo estaba gritando como un loco. Después, con los años, lo más interesante de El Mocambo era que estuviese así, todo precario. Era muy gracioso. Cuando lo reforzaron empezamos a engordar (risas).
Martín: –Fuera de joda, para mí la dirigencia política les tiene que dar una vuelta de tuerca a los shows porque no hay una legislación acorde con los lugares. Lo que pasa es que se pegó en un punto más delicado y profundo: la seguridad en la sociedad. Y eso le cayó al rock como un fierrazo en la cabeza. No hubo conciencia de la parte dirigente para manejarlo bien; al contrario, al rock lo enterraron. Y hoy en día no hay sitios para tocar y hay familiares de pibes de Cromañón que aún no tienen respuesta. Además, lo que se volvió una costumbre es... este... hoy estoy mal, perdón.
Pablo: –¡¡Está bien!! (risas).
Hernán: –Después editalo, por favor.
Pablo: –Martín, ¿y si probás con Fosfovita?
Martín: –Me estoy por mudar y estoy un poco quemado. Sepan disculpar.

–¿Se sienten pioneros?

Pablo: –Yo creo que en algún punto algo de eso hay. De la década del ‘90 hasta ahora me parece que lo importante pasó por romper moldes, como lo que hicieron los Babasónicos o Los Brujos. Y Arbol puso su semilla. Nunca quisimos hacer un disco de un solo concepto, por eso nos llamaron “rock latino” o “alternativo”; la famosa mezcla de todo. Creo que Arbol dio una vuelta de tuerca a eso y así pudimos pasar de la balada a un hardcore o a un tema electrónico.
Hernán: –Nuestro leitmotiv siempre fue hacer las cosas a la inversa. ¿Se debe hacer así? Entonces hagámoslo asá. Rosita, un tema que está en nuestro primer disco, tiene una letra re-macabra y oscura, y la música es de una canción de cuna. Para una banda de hardcore meter arreglos de voces de tres o cuatro personas o instrumentos no convencionales era una jugada distinta que se transformó en el sello de Arbol.
Pablo: –Pero al pionero lo ves después de veinte años, como Luca Prodan.
Hernán: –La idea es no copiar cosas de afuera, porque pintando tu aldea vas a pintar el mundo. Si querés hacer una banda de hip hop, lo podés hacer. Pero bancátela.
Pablo: –”Este es el apagón, papi” (imita la voz de Dante Spinetta). Me encantó lo que hizo con el disco.

–Cuando salieron, ¿existía una escena para Arbol?

Pablo: –Y... al principio nos costó mucho.
Hernán: –No sabían en qué batea meternos. Depende de qué tema se cortara del disco para ver en qué batea nos metían, porque no sabían cómo clasificarnos.
Martín: –Tenés que abrirte camino a machetazos hasta que encontrás tu propio estilo.
Pablo: –Después de tanto darle a un estilo, cuando pasen diez o quince años alguien te va a decir: “Ah, una música estilo Arbol”.
Hernán: –La primera vez que nos dijeron eso nos caímos de culo: “¿Che, y qué banda toca? Y, toca una banda estilo Arbol” (risas).
Pablo: –Onda Arbol... era que hacían muchas cosas a la vez. Pero el estilo no aparece de un día para otro, eh.
Sebastián: –Ahora está todo más abierto. Las radios pasan un montón de estilos y los pibes son respetuosos con las demás bandas en los shows. Antes si escuchabas tal cosa, no podías escuchar tal otra.
Pablo: –Ahora el rock está en una etapa de mutación. Sos indie o no sos indie, y esas cosas. Nosotros cuando tocamos en la Casa Rosada tratamos de tirar la mejor; entender que el rock es un movimiento muy difícil de parar. Y si no vemos la foto completa, nos cuesta más crecer a todos. La idea de tocar ahí era que el gobierno se comprometa más.
Martín: –Y que hagan leyes nuevas y que no nos sigamos rigiendo por leyes de 1945. No va, loco. En el mismo lugar hacés una obra de teatro para trescientas personas sentadas y para un show de rock te aceptan cien sentadas. ¿Qué es eso? Si es el mismo lugar... Si hay una emergencia, da lo mismo que sea teatro, rock o un acto de magia.
Pablo: –Por eso los shows de Hormigas los vamos a hacer todos bajo tierra (risas). Puede ser en una estación de subte, así que si quieren ver a Arbol, que se metan al subte. O si no arriba de una avioneta o encima del Sarmiento (risas).

–Si Arbol fuera una película, ¿qué música tendría?

Hernán: –La que no te esperás que esté. Aunque en la parte romántica no sé qué pondría...
Pablo: –¡Qué buena pregunta! Pará, ¿y si mejor hacemos la película de Arbol? Uhhh... qué buena idea, eh. Sería como Gira mágica y misteriosa, pero no tan...
Hernán: –... no tan mágica y misteriosa (risas).
Pablo: –Puede ser en blanco y negro y después todo azul... como Kill Bill. Está buena ésa, eh. Igual yo una canción de los Beatles le pondría, al menos un pedacito.

–¿En la Rosada repitieron el ritual de los Beatles en el Palacio de Buckingham?

Pablo: –Noooo, no. Nos portamos... bien.
Hernán: –Ya estaban avivados y pusieron cámaras de security en los baños (risas).
Martín: –Igual, un par de técnicos en una ventanita me parece que hicieron cosas indecentes... Pero yo no estuve, eh.
Pablo: –Sebas, ¿vos hiciste algo?
Sebastián: –Eh... no, yo no. ¿Hernán?
Hernán: –Yo estuve con Alberto Fernández, el de bigotes.
Pablo: –Y yo con López Murphy.
Martín: –Si López Murphy no estaba ahí...
Pablo: –Entonces habrá sido en la sede del PRO (risas).

Vía: Suplemento NO


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Pericles Cavalcanti “La cosa filosófica siempre está presente en mi música”

Entrevista a Pericles Cavalcanti

Prestigioso autor de canciones que cantaban otros, hoy debutará en Buenos Aires.

NA32FO01 Por Karina Micheletto

De este lado del mapa fue conocido primero como autor de canciones que cantaban otros, sobre todo Caetano Veloso. A partir de los ’90 comenzó a interpretar los temas que antes hacía para otros, y ahora es la primera vez que Péricles Cávalcanti mostrará su música en la Argentina. Será hoy a las 21, en el marco del ciclo “Noches brasileras”, que se organiza en Notorious (Callao 966). “Hace más de treinta años que trabajo como compositor, pero en un momento me di cuenta de que tenía ganas de meter mis propias manos en la masa”, explica el paulista sobre el cambio de rumbo en su carrera. Hubo otro cambio de rumbo anterior: antes de dedicarse profesionalmente a la música, Cávalcanti estudió filosofía. Claro que esa misma filosofía que estudió, asegura, sigue de lo más presente en todas sus canciones.

–¿El haber sido conocido primero como compositor de temas que cantaba Caetano fue una carga o una ayuda para su carrera como intérprete?

–De ninguna manera una carga, todo lo contrario... Cuando comencé a grabar mis primeras músicas, muchos no sabían qué era lo que yo había hecho antes: conocían las canciones, pero no que eran mías. A partir de mis propios discos empezaron a decir: “¡Ah, esa música era de Péricles!”, y ya era una carta de presentación, una pequeña ayuda. Luego empecé a grabar cosas inéditas y pude ampliar mi repertorio. Cuando otros empiezan a grabar tus canciones, en cierta manera ya no te pertenecen: cada uno le agrega su marca personal, la transforma un poquito. Para eso están la música y los músicos.

–¿Y tiene preferencia por alguna de esas marcas en sus canciones?

–No. Cada uno las graba a su manera y a su gusto, las transforma en otras. Y tienen estilos muy diferentes: Caetano, Simone o Arrigo Bernabé, Arnaldo Antunes o Adriana Calcanhoto... Ella comenzó a cantar más o menos en la misma época que yo, a principios de los ’90. Nos conocimos a través de Susana Moraes, la hija de Vinicius de Moraes, que es cineasta. Ella nos dijo por separado que teníamos que conocer al otro, y luego nos presentó. Hubo una identificación inmediata, y por eso Adriana tiene grabados en todos sus discos algo mío, excepto en el primero. Yo hice mucha fuerza para convencerla de que ella también tenía que meter las manos en la masa de sus propios discos, porque al principio no componía, en su primer disco tiene un solo tema suyo, que para mí era el mejor. Por suerte la pude convencer...

–Y antes, ¿cómo conoció a los del grupo tropicalista?

–Casi de casualidad, y en realidad no eran aún el Tropicalismo cuando yo los conocí, eso fue antes. Conocí a Caetano y a Bethánia cuando vinieron a trabajar a San Pablo, en el ’65, yo era un estudiante de 20 años y por causa de un primo mío, que era amigo de Caetano, llegaron a casa de mis padres. En cierto modo conviví con él, que todavía no era un músico profesional. Cuando ellos se fueron para Londres, yo fui a París y a Londres (en mi caso no a causa del exilio sino por elección personal). Abandoné la filosofía y viví dos años en Londres. Allí compartí muchas cosas con Caetano y su gente. En los ’70, cuando volví al Brasil, comencé a componer, y entonces acompañé el comienzo del Tropicalismo. Gal Costa fue la primera que grabó una canción mía, en 1973. Desde entonces, hasta hoy, soy amigo de todos ellos.

–Usted estudió filosofía. ¿Cómo terminó siendo músico?

–Siempre fui músico, toco desde niño varios instrumentos. Siempre me gustó la música y también la filosofía, pero antes de ponerme a pensar que sería músico profesionalmente, tenía que ir a estudiar, así que filosofía me pareció lo más cercano a mis intereses. De todos modos, no concluí la carrera, pero me gusta y me interesa, y en cierto sentido aplico muchos conceptos filosóficos en mis canciones. A veces en forma explícita, como en la “Samba del eterno retorno”, o en una canción llamada “Porto Alegre”, cuya letra son dos episodios de La Odisea. La cosa filosófica siempre está muy presente en mi música, porque para mí no hay división. Yo crecí en los ’60, en una época en que había una mixtura entre la alta cultura y la baja cultura que se daba muy naturalmente en las artes. No existía esa idea de especialización que hay hoy. Al contrario, lo que más me interesa son las mixturas de todo tipo.

–¿Cómo definiría el panorama de la música popular brasileña actual?

–¡Caótico! (risas). Caótico, pero para bien. El Brasil es muy grande y muy diferente entre sus regiones, por eso sus músicas necesariamente tienen que ser diferentes y variadas. No significa que en medio de esta variedad todo lo que se escucha sea bueno, pero hay suficientes cosas buenas... Me agradan mucho las nuevas generaciones que hacen fusiones de samba con hip hop, o con rock o pop, cosas de ese tipo. Moreno Veloso, por ejemplo, o Rodrigo Amarante, con quien tengo el placer de trabajar... También tengo la suerte de que muchos de los músicos de las nuevas generaciones me hayan dicho que les gustaron mis discos. Así que, bien... ¡Tan viejo no estoy!

Via: Pagina12



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martes, 20 de noviembre de 2007

Color Humano

305

(Color Humano - Foto: Ricardo Perotta)

Color Humano

David Lebón: bateria y coros

Edelmiro Molinari: guitarra y voz

Rinaldo Raffanelli: bajo y voz

Este trío fue fundado por Molinari tras la disolución de Almendra. Color Humano es el título de un tema que había compuesto para la agrupación de Spinetta. Con la formación inicial grabaron el primer disco en 1972.579

Ese año Oscar Moro reemplazó a Lebón y modificó el estilo musical hacia uno más rockero. Así registraron un álbum que fue concebido como doble, pero que sacaron a la venta como dos simples, con diferencia de me580 ses entre uno y otro. Raúl Porchetto tocó y cantó como invitado.

Si bien la banda tenía mucho pres4982 tigio y vendía bastante bien, no solían presentarse muy seguido en vivo, lo que le fue restando popularidad.

Participaron de la película "Rock hasta que se ponga el sol" y en la tercera edición del Fes tival B.A.Rock. La banda se disolvería en 1974, previo concierto de despedida, por conflictos internos y, principalmente, por los deseos de Molinari de radicarse en Los Angeles.581

En septiembre de 1995, Molinari-Rafanelli-Moro fueron tentados por un oferta para presentarse en vivo en The Roxy. El show fue grabado y editado a fines de ese año, con todas canciones viejas. «Estos temas no son nada viejos, yo los siento modernos. La música que hacíamos en los '70 eran bastante avanzada para la época y no ha envejecido. Hoy suena más densa, mas fuerte, pero es la misma», explica Rafanelli. Las nuevas versiones de "Coto de caza", "Hace casi dos mil años" y "Mañana por la noche" son la prueba.

Edelmiro Molineri


Discografía

Color Humano, 1972
Color Humano 2, 1973
Color Humano 3, 1974
En el Roxy, 1995

Via: rock.com.ar



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domingo, 18 de noviembre de 2007

Las ideas y el corazon de Skay Beilinson: “Yo tengo el sonido de la guitarra grabado en los huesos”

FOTO BERNARDINO AVILA
SKAY BEILINSON En su nuevo disco, el guitarrista y cantante encuentra la mejor expresión musical para un escepticismo no exento de esperanza. Reacio a considerar lo suyo como una “carrera”, Skay analiza aquí su lugar en la música.

Por Cristian Vitale

Salvedad: Skay Beilinson, viejo hippie de trinchera, se resiste a rotular su período post Redondos como carrera solista. O como trayectoria. O como cualquier sinónimo que implique una cadena principio-desarrollo-fin semipautada. Por varias razones, pero una en especial: “Carrera me suena a competencia, a llegar a algún lugar. Y solista no soy, porque sigo tocando en una banda. Yo simplemente armo y compongo”, dice, mientras va por el segundo café. La secuencia transcurre en un restaurante bastante caro de Palermo Chico. Poly, La Negra –siempre gentil–, se acaba de evaporar por el pasaje Russel, y el guitarrista reacomoda su osamenta larga y flaca sobre una silla de plástico bastante incómoda. Enciende un Gitanes, clava sus ojos verdes en una botella de agua mineral y tira una furibunda declaración de principios: “Yo tengo el sonido de la guitarra grabado en los huesos”. La frase, así, salida de un soplo, es la más útil del mundo para definir global y certeramente la tríada de discos que lleva editados. Explica y aúna –sin cavilaciones– los riffs desgarrados, deformados que atraviesan el Mar de los Sargazos; la crudeza sanguínea que revela Talismán y el sonido austero, “a madera” que delinea ciertos pasajes de La marca de Caín, disco que presentará el 7 y 8 de diciembre en El Teatro. En los tres, más allá de sus especificidades, lo que domina es el hueso Skay: único e incomparable.

Los contrastes, tal vez, sean de concepto. Si en su disco debut el guitarrista había construido un microcosmos sórdido, casi asfixiante, imaginando esos barcos varados en las Islas Bermudas que no podían llegar a tierra por abundancia de algas y terminaban enloqueciendo a los marineros –¿alegoría de la crisis del 2001?–, en La marca de Caín prevalece cierta celebración de la vida, con sus giros. Si en Talismán –el segundo– la búsqueda se asienta sobre tópicos más universales (la rabia, el futuro, la guerra), en éste el foco está puesto en claroscuros más autorreferenciales. En cierto escepticismo que, burlando su definición exacta, no anula la presunción de un futuro mejor. No es cosa del azar que Skay haya recurrido al mito bíblico de Caín y Abel. Hay un mundo en tensión, un maniqueísmo celeste/terrestre, un limbo que oscurece tanto como aclara, en el que el músico navega con soltura. Y genera, desde ahí, su propia exégesis: “La historia de Caín y Abel nos habla de dos hermanos que representan diferentes aspectos de lo humano. A Caín le toca lidiar con todos los asuntos de la Tierra, es el que representaría nuestra parte vinculada al mundo, a las relaciones, a lo material. Y Abel es lo espiritual. Es esa lucha entre el bien y el mal, lo sutil y lo denso”.

–El personaje de “La doble marca” es quien lleva la marca de Caín. “Estás marcado / estás condenado”, dice la letra. ¿A qué?

–Siempre hablamos con Poly de que en la gente que uno encuentra existe un dolor que se le nota en la mirada. Hay ciertas afinidades que llevan a uno a engrampar con ciertas personalidades y no con otras. Justamente aquellos que no encajan, que no tienen un lugar fácil dentro de la sociedad son aquellos con los que uno se relaciona más fácil. Poly les dice los cainitas, los que tienen la marca. No es una marca heroica, sino un signo de dolor que proviene de no encajar en el mundo establecido. Pese a ello, aún tienen sueños, aún siguen creyendo en otras cosas. En cierto modo, es algo autorreferencial.

–Cuando alguien compone una canción sentida, seguramente su estado de ánimo no es el de todos los días. Hay un plus. ¿Qué pasó cuando compuso ésta? ¿Cuál era su estado subjetivo?

–En el proceso creativo hay muchas instancias. La primera es absolutamente intuitiva... es la que aparece casi como un chorro de inspiración que, en mi caso, arranca desde lo musical. Con el tema de las letras, muchas veces no sé de qué voy a hablar: las empiezo a descubrir a medida que escribo. Tal vez escribo un verso, una frase, y la vuelvo a trabajar otro día. Siempre hay ideas que cuajan y otras que no. Cuenta también la musicalidad propia de la canción. La palabra, como letra de canción, tiene que tener su propia musicalidad.

Buen pie. Una de las particularidades del Skay cantante es, precisamente, su forma de decir rabiosa, áspera. En sus canciones, casi como norma general, prima el cómo decir sobre el qué decir. Basta escuchar cómo modula la palabra corazón en el primer track, “Angeles caídos”, o de qué manera pronuncia la frase “fuera del tiempo/ girando con vos” en “El viaje de las partículas”. Las palabras marcan, laceran, seducen. Y una concatenación de ellas, que a veces ocupan solo dos párrafos, puede entrarle por la parte al todo. ¿Ejemplo?: “Canción de cuna”. Skay transforma un blues en un arroró para un niño robot, y de ello resulta una canción de amor desconsolada. “Estamos viviendo ese tiempo ya, poco a poco nos va ganando el mundo tecnológico. Yo intento retomar aquella cosa más sensible en medio de este mundo, que nos invade todos los ámbitos.” Recorte atendible –éste del Skay letrista– dados los antecedentes. Pese a intentar componer algunas historias durante su paso por los Redondos, estaban claros los roles y el suyo no era precisamente el del lápiz. “Lo que me sale naturalmente es componer música. La cuestión de la letra me es más un trabajo”.

–¿Trabajo como sinónimo de sacrificio?

–No tanto. Pero en la música me puedo guiar mucho más por la intuición... lo que quiero decir con la música para mí está claro, pero el mensaje a través de las palabras se me hace más engorroso.

–Seguramente tiene que ver con un acostumbramiento. Durante todo el viaje de los Redondos, ése era el rol del Indio Solari.

–El Indio es uno de los grandes poetas del rock y yo, cuando intentaba escribir una letra, no encontraba la manera de trabajarla. Relegué esa parte, pero la empecé a descubrir en esta etapa.

–El disco no llega a los 40 minutos. ¿Cuál es la razón?

–Yo vengo de la época del long play y para mí es el tiempo de escucha perfecto. Cuando una obra se hace muy larga, llega un momento en que me cansa, y todo el concepto que le diste a un disco se diluye. Es el tiempo que vale para mí.

–¿Por qué recurrió a Hypnofón, la orquesta de Alejandro Terán?

–Cuando estaba armando los demos, vi que había un par de temas a los que les vendría muy bien un tratamiento de cuerdas. Unos amigos me recomendaron a Alejandro y fue un encuentro feliz. En “Una doble marca” sentí que su final epopéyico a la Tim Burton tenía que sonar con trompetas y violines...

a2660767–Apocalíptico...

–Claro. Buscaba algo que superara lo rockero-tradicional. A mí me gusta salir un poco de la estructura clásica, meter una gaita, una cantante lírica, un cuarteto de cuerdas.

–Pero siempre recurriendo a algo más folklórico que tecnológico.

–Tiene que ver conmigo: no tengo computadora, mail ni celular (risas). Igual, hay temas como “Arcano XIV” que tienen secuencias rítmicas y sonidos electrónicos. Creo que son herramientas que, en mi gusto, hay que tratar de dosificar para no perder el pulso rockero.

– ¿Este recelo con la tecnología fue parte de la discusión con el Indio durante la última etapa de los Redondos?

–No. Nunca hubo conflicto en ese sentido, porque la propuesta del Indio había sido trabajar con aparatos modernos y para mí fue interesante abrir el panorama desde la textura de la música, algo que en las etapas anteriores tratábamos de resolver desde los instrumentos acústicos. Nunca fue motivo de discusión.

–Tal vez sea imaginería. Está quien dice que usted se quedó con el sonido “puro” de los Redondos y el Indio, con el más “elaborado” o heterodoxo.

–Posiblemente eso tenga más que ver con mi personalidad como instrumentista. El Indio toca un poco de teclados, un poco de guitarra, pero no es su métiere, él trabaja más desde la parte conceptual, no tiene muchos recursos desde lo instrumental. Entonces, cuando nos separamos, cada uno siguió investigando desde los lugares en que tiene más dominio.

–¿Qué le provocó la separación en términos subjetivos? ¿Recuperó ciertos rasgos del Skay pre Redondos o lo siente como una continuidad?

–Como una continuidad. Yo me fui haciendo músico desde los 14 años, me fui formando de tocar y tocar. Cuando empezamos con los Redondos éramos unos perros totales, y fuimos mejorando con el tiempo. Comenzar solo es como seguir el mismo camino, con otras particularidades.

–De vuelta a Caín: en “Tal vez mañana”, la historia habla de un personaje desconsolado que sueña con ir a Katmandú, un lugar al que también apelan Pappo, Luca Prodan, Fito Páez...

–Es que fue el lugar mítico de toda nuestra generación... era la Meca del hippismo, el lugar donde uno iba a encontrar algún tipo de iluminación.

–La tierra sin mal.

–Posiblemente. Una tierra espiritual donde uno podía pasar otro tipo de experiencias y realidades.

–La canción es paradójica, porque el tipo que quiere ir a Katmandú es un loser que duerme entre andenes y vagones. Un desamparado que no puede moverse de ahí. ¿Es una manera de describir un escepticismo respecto de aquellos sueños?

–Yo veo al rock como una cultura que nació paralela a la oficial, como una contracultura que tenía paradigmas, valores, cuestiones relacionadas con la celebración de la existencia, diferente de lo que proponía la cultura del consumo. Era otra manera de vincularse con el trabajo, Dios, la naturaleza, la vida y la muerte. Lo que ocurrió es que toda esa contracultura fue absorbida por el sistema. Se transformó en slogan. Se perdió el sentido de red de cultura y todo quedó reducido a una cuestión de mercado. De todas maneras, son los mismos viejos sueños de la humanidad desde el principio de los tiempos. Y siguen siendo los grandes motores que impiden que el mundo se autodestruya en cualquier momento. La canción habla un poco de eso.

–Dados estos ideales colectivistas, más de anonimato, ¿cómo bancó haber sido parte de la banda más popular del rock argentino con el nivel de exposición que ello conlleva?

–Justamente, fue bueno entender que, cuando las cosas empezaron a carecer de aquel fuego que hacía que fuesen los Redondos, el tiempo ya había pasado. No sé si volverá a repetirse, pero uno debe ser fiel a sí mismo. También tiene que ver la edad. Cuando uno tiene cierta edad, hay un montón de cosas que dejan de tener el brillo, la zanahoria que tenían en otro momento. Las cosas más importantes empiezan a ser las más pequeñas y sutiles.

Via Pagina12

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“Chan chan” para el prócer del son

El músico cubano, héroe de Buena vista social club, hubiese cumplido hoy 100 años

COMPAY 2 FOTO SANDRA CARTASSO Por Karina Micheletto

A Compay Segundo la fama le llegó tarde. Más precisamente, a los 90 años. Llegó a vivir cinco como artista famoso, reconocido en el mundo y elevado a la categoría de gloria nacional en su país. Mucho antes, fue uno de los pilares del son tradicional cubano. También fue uno de los olvidados cuando este ritmo perdió fuerza como representante de “lo cubano” frente a las modas de otras músicas. Pero sus cinco años finales de gloria hicieron que 2007 fuese declarado en Cuba como año homenaje Compay Segundo 100 años, con la inauguración de un museo en la que fue su última casa. Hoy cumpliría 100 años ese músico que el mundo descubrió como parte de la banda de “viejitos con swing” del Buena Vista Social Club, y que muchos años antes formó parte de la guardia activa del son cubano. El se imaginaba cumpliéndolos vivo: además de explicar que a los 90 años tenía novia, “lo cual prolonga la vida”, el autor de “Chan chan” declaraba con orgullo que fumaba desde los 5, como su abuela. Y que si ella había llegado a los 115, no veía razón para no seguirle los pasos.

Nacido como Máximo Francisco Repilado en 1907 en el pueblo minero de Siboney, en Santiago de Cuba, Compay Segundo fue un músico autodidacta que empezó tocando el tres. Cuando su familia se trasladó a Santiago de Cuba, empezó a estudiar solfeo y clarinete, un instrumento al que siguió teniendo gran apego durante toda su vida, tanto, que ahora ocupa una vitrina preferente en su museo. El clarinete le abrió las puertas a la Banda Municipal de Santiago y, a comienzos de los ’30, a la de La Habana. Allí Compay comenzó a “trotar” con el son junto a leyendas como Miguel Matamoros y Benny Moré. A partir de los ’60, cuando el son tradicional comenzó a ser dejado de lado en la isla, suplantado por ritmos con más despliegue como la salsa, los soneros como Compay Segundo dejaron de sonar poco a poco en Cuba, recordados y valorados sólo por nostálgicos memoriosos. Hasta aquí, nada que no sea historia conocida, con sus correspondientes paralelos posibles con realidades de estas latitudes. Hasta que ocurrió lo impensado.

En 1998 apareció Buena Vista Social Club, un disco de músicos cubanos, la mayoría de los cuales ya habían pasado los 70 años. Además de Compay Segundo, integraban la banda de “viejas glorias” Ibrahim Ferrer, el pianista Rubén González y Omara Portuondo, la única mujer del grupo. Los viejitos soneros le recordaron al mundo lo bellos que eran los antiguos sones y boleros tradicionales, y lo bien que los podían hacer, aquí y ahora. El disco marcó un pequeño fenómeno, vendió más de un millón de copias, ganó un Grammy. Al año siguiente la movida se potenció con el documental de Wim Wenders, también producido por el guitarrista Ry Cooder.

Así, Buena Vista Social Club cambió los destinos de un puñado de músicos jubilados, que se transformaron en jóvenes estrellas, con carreras recomenzadas a los 70 o 90. En palabras de Elíades Ochoa, otro integrantes de la “pandilla sonera” del Buena Vista: “Ocurrió que dejaron de pensar que hacíamos música para viejos”. El boom de Buena Vista terminó repercutiendo no sólo en el resurgimiento del son y la música popular cubana en el mercado global de la world music. También los revitalizó fronteras adentro de la isla, más allá de que todavía provoque alguna mueca el hecho de que el “descubrimiento” haya llegado de la mano de un extranjero. Entre todas las flamantes viejas glorias del son de los ’90, el que siempre brilló con mayor intensidad, más allá de lo musical, fue el encantador Compay.

Se sabe que Cuba es un país especializado en el homenaje. En el caso de su cantor nacional, se instituyó que éste sería el año homenaje Compay Segundo 100 años y los festejos comenzaron a fines del año pasado, con la inauguración de una casa-museo en la residencia de La Habana donde el sonero vivió sus últimos años, ya bendecido por la gloria de Buena Vista Social Club y por premios como el Grammy.

Durante décadas, el haber tocado junto a algunos de los más grandes de la canción cubana no eximió a Compay segundo de combinar su oficio de músico con otro que le permitió completar su sustento: el de torcedor de tabaco. Además de formar parte de su modo de vida, los puros fueron una de sus pasiones. El Hupman Nº 4 de Montecristo –que empezó a fumar de niño– junto con el vaso de ron y sus sempiternos sombreros, se convirtieron en una marca de identidad. Por eso ahora, entre los homenajes por su centenario, se pondrán a la venta en todo el mundo humidores (cajas) con 150 puros con una anilla con su efigie. El mercado está en marcha: también se diseñó una línea de ropa –guayaberas, camisas y pantalones de lino como los que vestía el sonero– con la marca Compay Segundo.

En Cuba, parte de las celebraciones de hoy se concentrarán en un mausoleo en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, donde descansan los restos del músico, junto a los de otros históricos de la canción cubana como Miguel Matamoros. El monumento, llamado Las Flores de la Vida, título de una de sus últimas canciones, consiste en un muro de mármol con 95 flores de bronce (una por cada año de su vida) que rodean la guitarra y el sombrero que siempre acompañaron al músico.

Claro que hay homenajes más cercanos a la esencia de Compay Segundo, es decir, a su música. La orquesta que lleva su nombre, dirigida por su hijo, Salvador Repilado, culmina por estos días un año de giras por Cuba y por el mundo. Además, el director italiano Stefano Mazzoleni se unirá a finales de mes a un concierto homenaje en La Habana de la Orquesta Sinfónica Nacional.

En sus últimos años de vida, el salto del “casi anonimato” a la fama había llevado al músico a recorridos improbables. Cantar ante el papa Juan Pablo II y ante Fidel Castro, por ejemplo. “Saltamos de las montañas a la fama, recorrimos medio mundo, nos paramos en los escenarios más exigentes y príncipes nos invitaron a sus grandiosas fiestas –había dicho–. Pero yo sigo siendo sencillo, como si estuviera empezando... ¡Nunca terminando!” También repetía siempre, puro en mano, una frase que por estos días se repite, entre tanto homenaje: “Si no fuera por el son, existiría en el mundo una tristeza bárbara”.

Via: Página12

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sábado, 17 de noviembre de 2007

KENY ARKANA - Rap francés

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Keny Arkana , es simplemente un artista que parió el Rap francés desde.. uhm ..digamos desde la eternidad. Si conoces bien la terminología de la cultura Hip-Hop, pues te diría que es un artista Anti-Bling Bling, sino, solo te digo que de momento olvídate de las joyas, coches lujosos, c ulos y tetas gigantes. Te lo digo porque aquí se trata de textos currados, textos que simplemente al leerlos/escucharlos dices, la Hostia! Pincha aquí para leer los lyrics en francés, en estos textos podrás notar la clara tendencia socialista de esta artista.

Keny Arkana, mas que rapear, enrabia, revindica, arenga, vitupera, desafía, encarna, salta directamente al cuello de la injusticia..
Se define así: “yo no soy Rappera, soy una contestataria que hace Rap.”arkana01

Nació en Marseille en 1983, ha vivido su infancia saltando de un sitio a otro, fugas políticas de su familia ..etc, creciendo encuentra en la calle un medio de afirmar su sed de la libertad.

Su conciencia política se precisa y el Rap entra en su vida como un complemento evidente “me puse a escribir Rap a los 12 años, Por necesidad, Escribía cosas íntimas que me servían de exutorio y que guardaba para mi, y textos provocativos para joder la mierda y sembrar la rebelión.” El dolor de una adolescencia mecida por el menosprecio y la violencia han dejado marcas indelebles, esta rabia ha sido su compañero de viaje indefectible y que se notará claradamente en su flow..

Keny Arkana - Video: Victoria

Keny Arkana, no se limita a sus barrios marselleses, es una internacionalista convencida, su mensaje lo lanza a todos las esquinas del mundo, sobre todo al llamado “tercero,” eso le hizo llegar a los Chiapas en las guerrillas del Subcomandante Insurgente Marcos, ” .. me intereso por la política aunque no me reconozco en ningún partido, y extrañamente en el zapatisme me encontré. El lado alternativo y humanista del movimiento zapatista - todo lo que es la defensa de la naturaleza, el ser humano y su dignidad y su libertad - es universal.”

Keny Arkana - Video : La rage

Realiza por otra parte, en el 2006, con su hermana un cuaderno de viaje “Un Autre Monde est Possible” que da ampliamente la palabra a una visión altermondialiste.

images-11Sitio Oficial: http://www.keny-arkana.com

Vía: blogs.hiphophispano.com/moroface

Enlaces interesantes:
Un cajón revuelto - LLanes Travessera - Fotoblog - Divers art - bw-color.com - Hotel Prats Ripolles - Molí de Can Coll - Servicio de psicológica - Sesiones telefónicas psicologia

jueves, 8 de noviembre de 2007

La heterodoxia, según Wilco

El grupo estadounidense empieza su gira por España

21659_1 La banda de Jeff Tweedy actúa en Barcelona (hoy), Madrid (mañana), Zaragoza (el sábado) y Bilbao (el domingo), para presentar la reedición de lujo de Sky Blue Sky. El álbum, poco previsible, recoge todas esas influencias aparentemente irreconciliables que ellos mezclan de forma natural y que han convertido en marca de la casa.
Hay anécdotas del mundo de la música que son mucho más definitorias que ríos y ríos de tinta explicando algo que ahora, en la era de internet, uno puede entender en tres minutos, dando un click y oyendo ese disco que un pobre periodista nos intenta explicar con adjetivos y, en el mejor de los casos, onomatopeyas… Pero en el caso de Wilco, basta con explicar lo que les ocurrió hace cinco años para entender por dónde va este grupo y también de qué va su ya no tan nuevo disco, Sky blue Sky, un álbum en el que fusiona todo lo que ha sido. Desde su origen cercano al country, hasta lo más experimental, pasando por una clarísima influencia de maestros del jazz. Un trabajo que hace bien en reeditar porque afortunadamente es de asimilación lenta. De energía retardada. Pero volviendo a la anécdota, hay que advertir que la pieza clave de la evolución de Wilco llegó en el 2002, de la mano de Jim O’Rourke (el Sonic Youth) que fue, sin comerlo ni beberlo (¿o sí?) el catalizador de todo ello.
Wilco había comenzado siete años atrás publicando un primer álbum, A.M., de lo que los estadounidenses denominan “country alternativo” y, un año después, un segundo trabajo, Being There, donde ya se veía venir que aquello cada vez se iba electrificando y degenerando más. Además de estos discos propios, también iba obteniendo un cierto prestigio entre los entendidos porque el gran Billy Bragg le había llamado para que trabajara con él en una revisión muy sui generis e interesantísima de la obra de Woody Guthrie, el gran ídolo de Bob Dylan y de todos los músicos de country con inquietudes, de los que en vez de botas camperas llevan Converse All Star. Es decir, Wilco tenía una reputación merecida dentro del mundo de la música folk heterodoxa y empezaba a cuajar en determinados círculos independientes exclusivos. Quizá influido por el inconsciente colectivo que le conectaba con el Dylan del 65, tuvo su “momento Newport” y en 1999 publicó Summerteeth, un disco en el que apostó claramente por la electricidad roquera.
Llegamos por fin a 2002, siguiendo el instinto de Jeff Tweedy y en contra de Jay Bennet, decidieron llamar a Jim O’Rourke. Las intenciones estaban claras, si uno reclama a uno de los miembros (especialmente a O’Rourke) para que haga las mezclas de un disco, está buscando ruido. Es como si uno entra en un bar de carretera con luces de neón rosa, que se llama El Conejo de la Suerte y luego se queja de que la señorita con la que ha entablado conversación le ha pedido dinero a cambio de sexo… Wilco se había pasado al bando de lo experimental, de eso no cabía duda. Y aunque al final O’Rourke (que a arriesgado no le gana nadie y decidió que el experimento estaba precisamente en quitar los ruidos y las guitarras a lo Lee Ranaldo) le salió rana y, siguiendo con el símil, nada más entrar en el bar de los letreros de neón, le pidió en matrimonio.
Aquel disco le hizo que le echaran de su compañía, pero finalmente consiguió una nueva y ese fue el principio de su éxito absoluto. A partir de Yankee Foxtrot Hotel, Wilco se convirtió en un grupo respetado por el mundo independiente que tenía las ventas de cualquier banda comercial. Con el siguiente trabajo, A Ghost is born (2004), aquello quedó especialmente claro, ganó un Grammy como mejor Grabación y Disco de Música Alternativa y pese a las interrupciones, por culpa de la reclusión forzosa de Tweedy en una clínica para desengancharse de los analgésicos que tenía que tomar por culpa de sus migrañas, Wilco se convirtió en uno de los grandes grupos de rock del nuevo siglo. Y por mucho que juegue al desconcierto, es una de esas pocas bandas que le hacen creer a uno en la justicia poética y en que lo popular no tiene por qué ser siempre lo más fácil de digerir.

Silvia GRIJALBA

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miércoles, 7 de noviembre de 2007

“Dig, Lazarus, Dig!!!” Nuevo disco de Nick Cave & The Bad Seeds,

49637 El nuevo álbum de Nick Cave & The Bad Seeds, “Dig, Lazarus, Dig!!!”, se pondrá a la venta el 3 de marzo de 2008.

Este disco, que hará el número catorce de su discografía, ha sido producido por el propio grupo y Nick Launey, quien ya trabajó con ellos en el doble álbum “Abattoir Blues/The Lyre Of Orpheus”.10267420-10267423-slarge

“Dig, Lazarus, Dig!!!” fue grabado durante el pasado verano en los estudios State Of The Ark, en Richmond, Londres.

Nick Cave And The Bad Seeds también anunciarán muy pronto las fechas de su nueva gira.

Fuente: NME

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Black & White or Color - - - -

martes, 6 de noviembre de 2007

César Isella será distinguido por sus amigos más famosos

e006dh80A la denominada "Cena homenaje por sus 50 años con la música" concurrirán figuras de todos los ámbitos, como: Mercedes Sosa, Fito Páez, Chaqueño Palavecino, León Gieco, Luis Landriscina, Víctor Heredia, María Marta Serra Lima, Luciano Pereyra, Marcela Morelo, Palito Ortega, Juan Carlos Saravia, China Zorrilla, Horacio Ferrer, Teté Costaurot, Estela Carlotto, Teresa Parodi, Juan Alberto Badía, Fanny Mandelbaum, Adriana Varela y Lito Vitale, entre otros.

Para renovar el cariño y destacar la exitosa y comprometida trayectoria artística, los amigos de César Isella realizarán una " Cena homenaje por sus 50 años con la música". La misma se efectuará el martes 13 de noviembre, a las 21 horas, en las renovadas instalaciones del ex restaurante Zorro Blanco, sito en Esteban Echeverría 1958 (colectora Panamericana y Malaver) , en Vicente López, provincia de Buenos Aires, a pasos de la avenida General Paz.

Allí, se congregarán famosos de todos los ámbitos, como: Mercedes Sosa, Fito Páez, Chaqueño Palavecino, León Gieco , Luis Landriscina, Víctor Heredia, María Marta Serra Lima, Luciano Pereyra, Marcela Morelo, Palito Ortega, Eduardo Falú, Juan Carlos Saravia, China Zorrilla , Horacio Ferrer, Teté Costaurot, Estela Carlotto, Teresa Parodi, Juan Alberto Badía, Adriana Varela y Lito Vitale, entre otros.

De la cena, que cuenta con el apoyo de la Secretaría de Cultura, Deportes y Turismo del Municipio de Vicente López, participarán también integrantes de SADAIC, empresarios de discográficas y salas teatrales, propietarios de editoriales, actores, diplomáticos, autoridades gubernamentales, responsables de medios periodísticos y artistas plásticos.
Por supuesto, en la gran noche de César Isella habrá shows musicales, cuentos y muchas sorpresas.

Kylie Minogue piensa en dejar la música y pasarse a la cocina

AB1C835FBB8B4705425C226F478ADCOTR/PRESS.LONDRES

Kylie Minogue está cansada de las giras, la fama y el constante ajetreo de viajes que supone su actual estilo de vida. Por ello, la cantante se plantea abandonar de una vez por todas el mundo de la música y lanzarse a la aventura como una mochilera cualquiera, con su tienda de campaña y su aspecto asilvestrado. Eso sí, antes de dejarlo todo, quiere tener su propio programa de cocina, un espacio que no trate tanto de recetas y más de "cómo parecer caliente en la cocina".

La artífice de éxitos como 'Body Language' está cansada, más que de viajar, de hacerlo con el glamour y el lujo con el que lo hace siempre. En declaraciones a la revista 'Q' recogidas por Otr/Press, Kylie Minogue explica que le "encanta viajar", pero más aún "coger una mochila e irme". "Realmente estoy pensando en hacerlo, quizá con algún amigo. A lo mejor con William Baker, mi director creativo", asegura la artista, que regresó hace apenas un año al mundo de la música después de superar un cáncer de mama. "El Gran Willie y yo. Yo estaría feliz de viajar durmiendo en una tienda de campaña, pero creo que él no lo estaría tanto. No puede haber dos divas en el escenario y normalmente es él", confiesa la cantante, que, en tono más serio, garantiza que ese tipo de viajes "es lo que me encantaría hacer". Kylie explica esta necesidad vital en que "en el fondo, y en la superficie, soy una auténtica 'aussie' (apelativo peyorativo que se utiliza para referirse a los australianos) necesito sentirme asilvestrada".

Sin embargo, antes de cumplir sus sueños aventureros, Kylie quiere algo más, tener su propio espacio televisivo dedicado a la cocina y poder rivalizar con la reina del género en Reino Unido, Nigella Lawson, escritora y periodista dedicada al mundo culinario. "Me encantaría tener mi propio programa de cocina, que no fuese tanto sobre cocina, sino más bien de cómo parecer caliente en la cocina", exclama la cantante. Las insinuaciones de Kylie en torno a su hartazgo por el ritmo de vida actual llegan al mismo tiempo que los rumores de que la cantante podría haber cancelado una gira mundial prevista para 2008 por motivos de salud. "El tour no se va a llevar a cabo. Me rompe el corazón, pero tomó mi salud muy en serio", afirmó la cantante en declaraciones a 'The Sun'. Sin embargo, su discográfica, Warner Bros, asegura que "nunca hubo un tour programado" y llega a afirmar que "los rumores de una gira en 2008 son falsos".