BLANCA DURÁN
GRANADA. Militante convencido y fiel devoto del rock'n'roll, Ariel Rot deslumbra cada vez que desenfunda su guitarra eléctrica y la saca a bailar. Aunque asegura que estos diez años han sido tan frenéticos que necesita tomarse ahora las cosas con "mucha calma", no ha podido evitar rodearse de (buenos) amigos e invitarlos a compartir con él algunas de sus mejores canciones.
-Treinta años en la música dan para muchas canciones. ¿Cómo eligió las de esta gira sin sentir que dejaba fuera a un buen puñado de sus 'hijas'?
-Tengo mucho repertorio, pero siempre intento sacar los temas dependiendo del día y el lugar en el que me encuentro. A veces hay canciones que con el tiempo uno olvida y deja de tocar, pero pasan los años y, cuando las vuelves a recuperar, las encuentras de otra manera. En la gira intento centrarme en los últimos diez años, pero siempre hay un lugar para Tequila y Los Rodríguez.
-Cuando llegó a España en 1976 encontraría una escena musical muy distinta a la de ahora... ¿Qué le llamó la atención entonces para decidir quedarse en Madrid?
-Yo era muy chico, tenía 16 años, y venir a España fue una decisión familiar. Nada más llegar me llamaron la atención muchas cosas. Todos los viernes iba con Alejo (Stivel) a un club a escuchar música en directo y allí descubrimos grupos como Ñu, donde tocaba Rosendo, que nos impactó mucho. Todos tenían algo curioso, porque no había una escena propia y estaba todo muy desmembrado, pero era auténtico.
-En su último disco se reúne con amigos músicos y se permite la osadía de hacer Dúos, tríos y otras perversiones. ¿Existe tan buen rollo entre los rockeros españoles?
-Lo bonito de la música es hacerla con otros. Es un poco como el sexo, que se puede hacer solo pero siempre es mejor acompañado. Reunirse con otros músicos es una oportunidad para trabajar con gente nueva y conocerla en su estado más puro, que es en el estudio y en versión acústica; eso crea una intimidad y una fraternidad especiales. En la música siempre se trata de jugar.
-¿Y quién eligió a quién?
-Yo creo que fue la canción la que eligió al cantante. No había un concepto homogéneo, así que dependía de quien me acompañase. Había algunos que conocían mucho el material y tenían varios temas que les apetecía tocar y otros que tenían muy clara una sola canción. Yo ejercí muchísimo de anfitrión y de productor al mismo tiempo y procuré darle a cada uno lo mejor.
-Músicos de su generación han cambiado mucho en este tiempo y, lo mismo hacían discos de tangos que se dedicaban a producir a otros artistas. ¿No le pica el gusanillo de hacer nuevas cosas?
-Yo vengo del rock, mi lenguaje es el rock. Puedo coquetear con muchos géneros, con la milonga, el tango, la ranchera, el jazz, la música brasileña... pero siempre voy a tocar a mi manera, que es la escuela del rock, que es lo que yo manejo, lo que aprendí y se convirtió en mi manera de expresarme.
-Pero del rock que tocaba con Tequila, al que creaba con Los Rodríguez y al que canta ahora solo existen muchas diferencias...
-Todo ha sido una evolución. En la época de Tequila no podría haber hecho lo que estoy haciendo ahora, porque ni estaba preparado ni me apetecía, me estaba desarrollando como guitarrista. En los últimos años me enfoqué muchísimo en la composición y en la voz, que eran dos cosas nuevas para mí. Cada momento tuvo sus cosas maravillosas y también sus momentos más duros, así que me quedo con lo que hay hoy, o mañana en todo caso.
-Da la impresión de que se lo pasa igual de bien en salas pequeñas que en teatros, en fiestas de pueblos o en grandes festivales. ¿Nunca le cambia la energía?
-Es que cuando hago un concierto es para darlo todo. El viaje es largo, vamos a sitios muy lejanos de casa y nuestro cometido es intentar que las dos horas sobre el escenario sean un momento único y mágico. Si el público o el entorno no es cien por cien favorable, hay que intentar que lo sea. Me dedico a esto desde hace treinta años y tengo que hacerlo bien, no puedo tener uno malo.
-¿Habría cambiado algo su carrera si, en lugar de llegar hace treinta años a Madrid, lo hubiera hecho ahora, en 2007?
-Cuando vine sentía mucho el rock. Para nosotros era una militancia, una pasión, era nuestra religión. Yo tenía muy claro desde los trece años que me iba a dedicar a esto, y si hubiese nacido en otra época posiblemente no hubiera sido así. Tuve la suerte de vivir los años dorados del rock, lo que es un privilegio, y ésta es la consecuencia. Si hubiese nacido en pleno auge del hip hop pues probablemente escucharía también rock, pero sería un bicho raro.
-¿Va a confesar alguna vez el pacto que ha firmado con el diablo?
-Me encantaría engañar con mi edad, pero los discos me delatan. No puedo decir que tengo 25 años porque las cifras no dan, pero confieso que uso los mismos productos de belleza que Marilyn Manson...
-¿Qué se podrá escuchar de Ariet Rot en los próximos 30 años?
-No tengo ni idea. Tengo ganas de tomármelo con mucha calma. Los últimos diez años fueron muy intensos de actividad y lo siguen siendo, porque hasta diciembre tengo la agenda repletísimas de actividades por España y Argentina. Tengo ganas de relajarme un poquito y no ponerle fecha al próximo disco.
-Pero en 30 años algo caerá...
-Probablemente yo seré el que caiga en los próximos 30 años.
Via: diariogranadahoy.com
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